Ranakpur

Templos jainistas

Salimos temprano en la mañana desde Jodhpur rumbo a Udaipur. El viaje tomaría cerca de unas seis horas, pero en la ruta teníamos prevista una parada para visitar el conjunto de templos jainistas de Ranakpur.

El templo principal de Adanath esta soportado por 1444 columnas, todas distintas y ricamente trabajadas.

Nos metimos por una ruta bien rural y luego por un camino de montaña, por lo que pasamos por pequeños pueblos con situaciones de la vida cotidiana de gente de la India profunda. Familias de aldeanos viajando sentadas arriba de camiones, viejitas cargando en sus cabezas atados de ramas, pastores con sus coloridos turbantes y blancas vestimentas guiando sus cabras, niños sentados en sus casas, decenas y decenas de ferias... El viaje fue toda una película. No parábamos de avisarnos lo que íbamos descubriendo de cada lado, de modo que ninguno se perdiese esas escenas de otro mundo para nuestros ojos.

Los templos se ubican en las montañas de Aravalli, fueron construidos en el siglo XV por un comerciante que tuvo una visión divina para honrar a Adinath, el primero de los Tirthankar del jainismo. El pueblo y los templos llevan el nombre del monarca de la zona, Rana Kumbha, quien apoyó su construcción.

Al llegar, compramos los tickets de ingreso, nos sacamos los zapatos y subimos las escalinatas para acceder.

Nos habían indicado que no se podía ingresar con nada de cuero, ni bebidas, ni comidas, ni lapiceras. Todo por motivos de seguridad.

Una vez en el gran templo lleno de columnas talladas un sacerdote se nos acercó y nos ofreció una bendición. Ingenuos aceptamos sin darnos cuenta que era de pago, ¡como todo en India!

Le dimos unas miserables diez rupias que no fueron bien recibidas por el monje y fuimos a recorrer sus diferentes sectores, mientras escuchábamos la audioguía incluida en el ticket de ingreso. A nosotros particularmente no nos resulta mucho ese soporte, pero algo de información pudimos sacar.

Las fotos a los altares y los dioses -como en casi todos los lugares sagrados- estaba prohibida, y las ceremonias se celebraban mientras los cientos de turistas deambulaban perdidos.

Una vez finalizado el recorrido partimos rumbo a Udaipur llegando a tiempo para un glorioso atardecer.