Dubai

La ciudad del futuro

De camino a nuestra gran aventura de casi un mes por India y Nepal, hicimos un stop de veinticuatro horas en la ciudad del futuro, de manera de hacer el viaje un poco más soft, más descansado, para ir ayudando a adaptarnos a la diferencia horaria y no sufrir tanto el famoso jetlag.

Ya había estado en Dubai en dos oportunidades anteriores. La primera vez, allá por el año 2013, tras visitar China, cuando pude conocerla en profundidad tanto como a la vecina Abu Dhabi. Años más tarde, en el 2015, en otro viaje hacia el Sudeste Asiático, hicimos un stop over -también de un día- que cubría la compañía aérea.

En esta ocasión, Emirates ya no se hizo cargo ni del alojamiento ni del traslado, como había pasado con la conexión del vuelo a Bangkok, por lo que debimos gestionar por nuestra cuenta un hotel frente al aeropuerto de modo de simplificar la corta visita.

Llegamos tarde en la noche, por lo que una vez que atravesamos el gigantesco aeropuerto nos fuimos directo a descansar. Los cercanos al aeropuerto usualmente prevén el transfer de cortesía. Pero, atención, solo a las terminales 1 & 3, no a la terminal 2 que queda del otro lado y que opera FlyDubai.

Teníamos previsto un par de visitas para la siguiente jornada.

El factor sorpresa no fue tan fuerte como la primera vez. Recuerdo en aquel viaje estar atónita al ir descubriendo sus rascacielos.

Además de sus impresionantes edificios, Dubai ofrece un montón de atracciones.

La ciudad se encarga de ir superándose a sí misma, con nuevas opciones para atraer al turismo, como The Frame, el nuevo mirador de la ciudad, donde pasamos camino a nuestra primera parada.

Es que desde el hotel aeroportuario tomamos un Uber que nos llevó directo a The Palm, pues teníamos reserva en Aura Sky. Se trata de una pileta de 360° que permite disfrutar de un baño con agua cálida mientras se observa el skyline entero de la extraordinaria Dubai.

Desde la altura, se aprecia la palmera formada sobre el mar Arábigo, también la icónica Noria y el conjunto monumental de edificios del Dubai Marina. Del lado opuesto hay una gran vista del Burj Al Arab y del Burj Khalifa.

El Burj Al Arab es un hotel de lujo situado en una isla artificial, probablemente el más conocido por su peculiar diseño y por encontrarse situado en el mar en el Golfo Pérsico.

El Burj Khalifa -por su parte- es el rascacielos más alto del mundo, con 828 metros, reconocible por su estilo neo futurista

Luego de esos baños mientras disfrutábamos la belleza de la arquitectura desde la altura, tomamos un Uber que nos llevó directo hacia el Dubai Mall, otro impostergable de la ciudad.

Ingresamos al Palace Hotel and Burj Khalifa, para obtener la gran fotografía del rascacielos. Un punto estratégico donde se toman extraordinarias imágenes del complejo monumental.

Luego paseamos por el mercado, Souk Al Bahar, hasta llegar a la Dubai Fountain, rodeándola hasta la puerta del impresionante shopping. Ingresamos para ir descubriendo sus clásicos highlights, como su sorprendente acuario, el que cuenta con una pecera gigante, probablemente de la más grande del mundo, que permite –aun sin ingresar- ver tiburones, mantarayas y una enorme variedad de exóticos peces mientras se pasean en el agua en la gigantesca estructura de cristal. También pasamos por la olímpica pista de patinaje sobre hielo y la icónica Waterfall, una gigantesca cascada que une varias plantas del Mall con sus esculturas de buceadores sumergiéndose en sus aguas.

Además, pasear por sus enormes corredores es todo un recorrido por el mundo de la moda, de la alta costura, de la relojería de lujo y de infinidad de tiendas de las marcas más costosas del mundo.

Afuera del Mall, en la Dubai Fountain, tiene lugar en los atardeceres un show de aguas danzantes, al estilo del que sucede en las noches en Las Vegas, frente al hotel Bellagio.

Tomamos otro Uber que nos dejó en nuestra siguiente parada, el Museo del Futuro, con su tan característica arquitectura. Habíamos leído y nos habían contado que no resultaba tan destacable su interior como su exterior, por lo que -como contábamos con poco tiempo- decidimos hacer un paseo solo por su lobby y admirar la belleza de la edificación. Justo desde el frente, del parking de Jumeirah Emirates Towers, se obtiene un spot perfecto para una buena foto del museo, sin tanta multitud. Fue cuando confirmamos que lo sobresaliente está afuera, en su magnificencia.

Nos quedó pendiente para otro viaje, la visita a Dubai Garden Glow, a Dubai Miracle Garden, a Dubai Creek, a los distintos miradores, al parque de agua Atlantis, el refrescarse en sus distintas playas o hacer el divertido safari por el desierto, como el que hice en aquel primer viaje a Dubai, por nombrar solo algunas de sus numerosas atracciones.

Tomamos nuestras valijas y nos dirigimos a la Terminal 2, para nada fantástica como su impresionante Terminal 3, tomar nuestro vuelo en FlyDubai rumbo a Mumbai, nuestra primera parada en el itinerario por India.