Chilecito

La auténtica perla riojana

Un par de semanas antes de nuestro viaje por el oeste argentino, en la primavera de 2022, recibimos un mensaje de whatsapp. Era Matías Vaca, Secretario de Turismo de Chilecito, quien por una amiga en común se había enterado de nuestro paso y nos invitaba a conocer su ciudad y descubrir sus atractivos.  

Como de costumbre teníamos ya bien armado el diario de viaje, con los destinos decididos, las excursiones contratadas y los restaurantes con puntual reserva. Hasta las estaciones de servicio ya estaban fijas en la hoja de ruta, por lo que en principio no nos parecía muy factible la visita. Además de tener todo concretado, honestamente no sabíamos nada de Chilecito. Vimos en el mapa que nos quedaba de paso entre Villa Unión y Chañarmuyo y aceptamos el convite.  

¡No sabíamos lo que nos esperaba!  

Llegamos entonces temprano una mañana, luego de intensos días conociendo Talampaya y Laguna Brava, por la ruta que atraviesa la célebre Cuesta de Miranda. Allí donde el enorme y blanco Famatina sobresale siempre en el paisaje. 

Lo primero que nos sorprendió fue la autopista de acceso y el tamaño de la ciudad. Sus barrios prolijos, su gente amable dispuesta a orientarnos fueron los siguientes indicios de que se avistaba un día inolvidable.   

Una vez en el centro, nuestra primera parada fue en la Cooperativa La Riojana, productora del histórico Nacarí Esmerilado, orgullosa etiqueta premiada en la Viexpo francesa en la década del 80. Allí nos recibió María José, quien nos ofreció una degustación de los singulares ejemplares de manufactura de este enorme proyecto que une a cientos de productores del Valle de Famatina, principal zona vitivinícola de la provincia. Probamos varietales de Raza Argentina, otro de sus emblemáticos sellos y también del Santa Florentina, que en verdad ya habíamos degustado durante la visita a Talampaya. 

A continuación, cruzamos la calle para probar los deliciosos alfajores de La Rinconada, una tienda de regionales que se destaca principalmente por estos manjares, cuyo relleno está elaborado con crema de Torrontés. Nos recibió Zulema, la creadora, con quien conversamos largo rato y pudimos conocer la preciosa historia de su invención. Tan originales como delicados, los dulces en verdad nos parecieron un peligro… por lo adictivos. En especial para el chofer y cadete de @tripticity_, goloso de nacimiento. 

Luego nos dirigimos hacia el impresionante Cristo del Portezuelo, que escolta y vigila atento a la ciudad. Subimos las escaleras para obtener una de las dos vistas más bellas del día, tanto de la villa como de la cordillera al oeste, majestuosa. A los costados de la escalinata se exhibe una extensa variedad de cactus, cardones y suculentas de la zona. 

Ahí tomamos conciencia de la importancia de Chilecito, de su importancia económica y de su crecimiento, simbolizado en su Universidad Nacional. 

Ya pasado el mediodía era momento de cruzar al próximo destino, atractivo que conmovió a @tripticity_. Subimos hasta la Estación 2 del Cable Carril para regocijarnos con la otra extraordinaria vista de Chilecito, esta vez desde el oeste. Allí nos dejó boquiabiertos la estructura de lo que fue la segunda escala en la logística de transporte de La Mejicana, mina que se explotó a principios del siglo XX. Es difícil describir esta obra de ingeniería impresionante, toda de hierro fundido, que solo estuvo operativa por cortos años pues resultó muy costoso su funcionamiento. Toda esa compleja trama pergeñada en Leipzig y materializada a la perfección bajo las faldas del Famatina se conserva en impecable estado y, en la actualidad, es la visita obligada para todo quien se llegue a la ciudad. 

Durante todo el recorrido Matías nos transmitió su amor por La Rioja, y sobre todo su pasión por la historia de Chilecito y la trascendencia de los íconos turísticos, en singular, el del Cable Carril. Realmente se trata de una hazaña de ingeniería civil concretada por esa generación dorada de la historia argentina, la que resultó cautivante para @tripticity_, de la misma manera que cuando visitó el Viaducto de La Polvorilla en la provincia de Salta. ¡Grandes maravillas de tiempos de grandeza! 

La Mejicana fue un proyecto minero de extracción de oro, plata y cobre, desde las entrañas del Famatina, a 4600 metros sobre el nivel del mar, y el Cable Carril funcionó para transportar el mineral hacia la estación ferroviaria de Chilecito, con nueve estaciones a lo largo y una pendiente total de tres mil quinientos metros. 

Nos entretuvimos tanto con la charla, mientras descubríamos los vericuetos entre enormes cables y hierros que nos llegó la siesta casi sin darnos cuenta. Pero queríamos compartir un rato más la compañía de Matías y Erik, el estudiante de turismo que empezó sus primeras prácticas en la Secretaría del municipio, por lo que descendimos por la avenida del Cable Carril y nos dirigimos a Rey de Copas para compartir un almuerzo junto a ellos, que nos permitió conocer incluso más la historia de vida del activo y dedicado Matías, quien comprometido con su función pública, no cesa de transmitir y divulgar los atractivos turísticos de la hermosa Chilecito. 

Al despedirnos, sorprendidos y conmocionados por la jornada vivida, nos prometimos volver con más tiempo y sacarnos las ganas de subir un par de estaciones más arriba. Y de tomar más copas de torrontés y de bonarda.  

Luego de tan extraordinaria jornada, @tripticity_ partió al próximo destino, para los siguientes días de relax en el hotel boutique de la Bodega Chañarmuyo, en su roadtrip por el oeste argentino.