Villa La Angostura

Paisajes extraordinarios y experiencia gourmet

Desde el Lácar en Neuquén hasta el Menéndez en Chubut, pasando por los bellos espejos de Río Negro, muchas son las atracciones turísticas que ofrece la zona de Los Siete Lagos, que por supuesto son más de siete. Hay para todo tipo de perfiles: los clásicos turistas que andan en tours por los circuitos populares; están los más deportistas, que buscan nuevos senderos que explorar a pie o en bicicleta; están los amantes del camping o el motor home, instalados en la infinidad de rinconcitos próximos a las costas; o están los urbanos de orientación más cultural y foodie, ávidos de descubrir nuevos sabores. 

Pues bien, ese es el caso de @tripticity_.

Iniciamos en Villa Angostura nuestro recorrido culinario con una cena en el histórico y pituco hotel Las Balsas. Se trata de un resort exclusivo que forma parte de la cadena francesa Relais & Châteaux, con pocas habitaciones, spa y alta cocina. 

Durante nuestra estadía en Villa La Angostura nos alojamos en la Hostería del Automóvil Club Argentino. Siendo socios, y amantes además de su homónima en el pueblo salteño de Cachi, nos pareció la mejor opción. Cómoda, limpia y económica cumplió al igual que su par norteña. Pero en una futura visita a Los Lagos nos encantaría hospedarnos en Las Balsas, definitivamente quedó ese pendiente en la lista de deseos, no solo por lo que vimos de sus elegantes instalaciones y por la atención recibida, sino por la sofisticada propuesta del establecimiento.

La reserva en su restaurante era a las 20, bien temprano de modo de garantizar exclusividad, aunque en el hotel de Relais & Châteaux no es necesaria la precaución por cuanto todo allí es distinguido y especial. Nos recibió Daniela, quien no solo nos dio la bienvenida sino que nos invitó a dar un paseo por el bellísimo jardín y su pequeño muelle antes de la impresionante cena.

Esa noche los elegidos fueron, para empezar, chipirones con tartar de tomate, tomates secos, bisque y polvo de frutilla; también un crudo de róbalo, leche de tigre, tierra de plátano y gazpacho de palta. Ambas entradas, ¡simplemente deliciosas! Continuamos con salmón con gremolata de maní con pimienta rosa, cremoso de alubias y vegetales a la sartén, y un cordero con salsa de café y parisien con acelga salteada. ¡Tremendos! Para cerrar, tarta de chocolate amargo con sal patagónica, helado de chocolate blanco y toffee para un comensal y red velvet de arándanos, curd de frambuesas, sorbete de frutillas, gelatina de mora y crocante de pistachos y arándanos para el otro.

La frescura del crudo de róbalo, la textura del cordero en cocción larga y la perfecta junta de dulzor y acidez del postre sería una mínima síntesis de los soberbios platos a cargo del colombiano Duvan Ochoa Zuluaga.

A la jornada siguiente, visitamos por la mañana el Parque Nacional Los Arrayanes, para lo cual decidimos salirnos de los tours masivos y contratar el traslado en un pequeño velero, que nos garantizó ir admirando la imponencia del paisaje en soledad, acercándonos a la pared acantilada de la montaña.

Patagonia Sailing propone salidas al parque desde Bahía Mansa, mediante una navegación de aproximadamente una hora y media aprovechando el viento. El velero se mueve con absoluta suavidad y elegancia por el lago, muy tranquilo incluso para quienes sufren de mareos. 

Ernesto, el capitán, describe durante el recorrido las formaciones naturales mientras brinda, para aquellos que se lo solicitan, indicaciones sobre técnicas de navegación. Se visita el bosque de arrayanes en un horario distinto al de los tours multitudinarios que llegan en catamarán.

Al regreso, el a veces demasiado locuaz Ernesto enciende el motor por lo que el viaje resulta más corto y distinto que el de ida.

El lago Nahuel Huapi, de una inmensidad y belleza extraordinarias, bien merece conocerlo no solo desde la costa, por lo que pasar un mediodía en el velero de Patagonia Sailing es una buena sugerencia.

Al atardecer nos esperaba otra gran experiencia gastronómica en Tinto Bistró

En el verano de 2022 el sur argentino se encontró con un récord histórico de visitantes, por lo que sin reserva previa no se conseguía mesa en ningún comedor.

Dispuestos a probar la cocina tradicional de Villa La Angostura, conseguimos tomar una mesa en el primer horario de las 19, que con mucha suerte era la última que quedaba disponible ese día viernes.

Tal positiva decisión nos llevó a concluir que cenar en el primer turno de un restaurante garantiza mayor satisfacción, pues los cocineros están distendidos, los mozos de buen humor y el contexto es armónico, pues de seguro no hay ruidos, ni niños traviesos ni comensales eufóricos. 

Arrancamos en Tinto con un pulpito grillado con papas doradas al pimentón y salsa verde; luego un homenaje a la cocina marroquí con un cordero especiado en cocción lenta, con arroz basmati y ensalada fresca de guarnición, y un españolísimo arroz calasparra con calamares en su tinta, langostinos y alioli. El dulce fue un suave curd de durazno, granita crítica y avellanas garrapiñadas.

La recomendación -exigencia en realidad- de que fuésemos a Tinto Bistró nos había sido hecha por una gran amiga que supo frecuentar ese tan “paquete” restaurant. En principio, por un prejuicio tonto no habíamos honrado su indicación. Es que el bistró pertenece al hermano de la Reina Máxima de Holanda y ya por eso la desconfianza fue más fuerte. Para nuestra fortuna, cuando visitamos la Colección Georg, en San Martín de los Andes, su anfitriona Salomé nos instó a reconsiderar la negativa, por eso, una vez en Villa La Angostura, nos llegamos hasta el restaurant para probar fortuna en las reservas. 

Fue así que nos recibió Bruno, quien al advertir nuestra fascinación por registrar los detalles del bonito comedor nos invitó a conocer la cava, alimentada con vinos de todo el país y una sección particular de vinos de altura de Salta, nuestra provincia natal.

Como win-win, una promoción con tarjetas de crédito nos favoreció con un 10% de descuento y de regalo un vino premium de edición limitada... Y ya partíamos cuando sucedió otro evento inesperado: en un relámpago ingresó con su familia el expresidente Mauricio Macri, quien con amabilidad saludó a los que allí nos encontrábamos. Toda una señal de que en Tinto Bistró, definitivamente, se come a un muy alto nivel.

Nos recibió Bruno, quien al advertir nuestra fascinación por registrar los detalles del bonito comedor nos invitó a conocer la cava, alimentada con vinos de todo el país y una sección particular de vinos de altura de Salta, nuestra provincia natal.

Como win-win, una promoción con tarjetas de crédito nos favoreció con un 10% de descuento y de regalo un vino premium de edición limitada... Y ya partíamos cuando sucedió otro evento inesperado: en un relámpago ingresó con su familia el expresidente Mauricio Macri, quien con amabilidad saludó a los que allí nos encontrábamos. Toda una señal de que en Tinto Bistró, definitivamente, se come a un muy alto nivel.