Tejidos en lana de vicuña
Mesa Local Laguna Blanca Cooperativa Limitada
En el recóndito paraje de Laguna Blanca una cooperativa de artesanos sorprendió a @tripticity_ con sus majestuosos tejidos.
Nos habíamos enterado de la existencia de Laguna Blanca gracias al interesante relato que sobre Catamarca nos había brindado nuestro guía Rodolfo Reales, en ocasión de aquel viaje en el que pudimos conocer el Balcón del Pissis, las Dunas Mágicas y de Tatón, la ruta de los Seismiles y demás atractivos que ofrece la sorprendente provincia, tanto desde Fiambalá como de Tinogasta.
Desde ese momento supimos que @tripticity_ debía regresar a la tantas veces relegada Catamarca para seguir descubriéndola. Fue así que para un fin de semana largo, con motivo del Día de la Inmaculada Concepción en pleno diciembre, decidimos tomar el cacharro que nos transporta y rumbear por la ruta 40 con destino a Antofagasta de la Sierra. Desde allí haríamos las visitas, tanto al Volcán Galán y la Laguna Grande como al Salar del Hombre Muerto y Mina Incahuasi.
De camino, después de atravesar las Dunas de Randolfo, hay un letrero que marca el desvío de dieciocho kilómetros de ripio hacia Laguna Blanca. Una aclaración: es casi una huella, por momentos inestable y no siempre se puede atravesar ya que se cruza el río Los Patos y se forman baches naturales. En temporada de lluvias puede que solo se atraviese arriba de algún tractor solidario.
Era plena primavera por lo que las vicuñas rondaban, mostrando su agilidad cada vez que nos acercamos. Nos sorprendió la cantidad que a la vera del camino retozaban buscando alimento. Fue el perfecto marco de ingreso a Laguna Blanca.
Tiempo atrás nos habíamos contactado con Secundino Vázquez para coordinar los tours desde Antofagasta de la Sierra. Fue él quien nos avisó que en el comedor Primero de Agosto nos iban a poder orientar hacia la cooperativa.
Así fue que llegamos y preguntando encontramos el comedor de doña María, artesana y cocinera quien no dudó en ofrecernos alguna de sus especialidades, como la milanesa de llama o el estofado de cordero. Pero era ya entrada la siesta y compartimos con María y su nieta Karina una gloriosa Coca Cola en botella de vidrio, enfriada de la noche anterior, pues en el pueblo solo hay suministro de energía de 19 a 23. ¡Por esos días los horarios se acomodaban según los partidos de la Selección en el Mundial de Qatar!
María aprendió a cocinar porque es mayor de siete hermanas y a sus cuarenta años tiene seis hijos.
Ella nos dio el primer pantallazo sobre el proceso de esquila mediante el agrupamiento de la vicuña, lo que se conoce como chaku.
La Mesa Local fue la primera organización de artesanías de jóvenes con abuelos, cuyo propósito fue cuidar a los animales evitando la caza furtiva. Nos explicó que la esquila se hace entre cuatro personas que agarran al animal, después de haberlo ido acorralando con serenidad. Utilizan un sistema de módulos ambulantes o fijos. El chaku es la reunión de vicuñas en una manga, ahí las trabajan entre lonas. La zaranda es la mesa donde se junta la lana, le sacan la chuscha que es una pelusa y ahí queda cómo el algodón.
De inmediato su narración nos hizo recordar el célebre poema de Juan Carlos Dávalos, la Leyenda del Coquena, que cuenta las andanzas del dios protector por los desiertos de la Puna:
Cazando vicuñas anduve en los cerros.
Heridas de bala se escaparon dos.
-No caces vicuñas con armas de fuego,
Coquena se enoja- me dijo un pastor.
- ¿Por qué no pillarlas a la usanza vieja,
cercando la hoyada con hilo punzó?
¿Para qué matarlas, si sólo codicias
para tus vestidos el fino vellón?
-No caces vicuñas con arma de fuego,
Coquena las venga- te lo digo yo.
¿No viste en las mansas pupilas oscuras
brillar la serena mirada del dios?
Luego del stop en el comedor de María, nos dirigimos hacia la cooperativa desde la que se puede observar la laguna en lo bajo. Nos recibió Adriana Gutiérrez, hija de una de las artesanas, Ana Suárez, ganadora del primer premio del poncho en dos oportunidades.
Cuando ingresamos a la tienda nos maravillamos tanto... No alcanzaban nuestros ojos a apreciar cada detalle de esos tejidos en lana de vicuña: ponchos, pullos, chales, bufandas, guantes, gorros hasta collares y aritos.
La cooperativa funciona desde el año 2007 y reúne un centenar de artesanos que trabajan mancomunadamente para mantener el oficio y el conocimiento ancestral.
Además, allí se ofrecen tejidos en lana de oveja y llama, singulares objetos textiles y también los característicos yuyos de la puna, como el suico, la muña muña, la rica rica, incluso alfajores hechos con harina de quinoa, que no dudamos en comprar y degustar sin demoras luego de cruzar el Río de Los Patos.
Los elegidos de @tripticity_ fueron un chal de la artesana Tomasa Gutiérrez y un par de guantes finos en el color más claro de Juliana. También nos sorprendieron los accesorios hechos con lana de vicuña y plumas de flamencos por lo que decidimos llevar un par de aritos.
Completamos la compra con una alfombra tejida en lana de oveja.
Todas valiosas y genuinas artesanías, imposibles de conseguir en otra parte.
Al despedirnos de Adriana y partir rumbo a Antofagasta de la Sierra celebramos la adquisición de estos objetos repletos de terruño, manufactura artesanal, inestimables textiles que se convirtieron para siempre en nuestros tesoros de aquella visita a la bella Catamarca.
Ya en ruta, casi tres horas después pues en la puna casi no hay señal telefónica, entró el mensaje de Adriana, quien angustiada nos avisaba que no nos había entregado los certificados de venta de los productos.
¡Sucede que sin esos documentos una prenda de vicuña puede considerarse obtenida mediante la caza ilegal! Tras analizar opciones, decidimos que lo más practico sería que al domingo siguiente ella lo dejase en una bolsa cerrada (por si llovía) en la letra L del cartel de Laguna Blanca, en la bifurcación con la ruta 40, y bien agarrado con una piedra para que no se volara pues los vientos pueden ser impiadosos.
Fue así entonces que, en el retorno a Salta, nos detuvimos en el letrero para encontrarnos con alegría con nuestros certificados y partir ya de regreso, felices tras la fantástica travesía, con los testimonios grabados en nuestros corazones y, también, las mejores compras.