Casa de Campo La Playa
Sabor y distinción en una finca entre cerros
La familia Ruíz Moreno abrió el hospedaje en su finca allá por el año 2000, cuando Cachi recién empezaba a posicionarse en el circuito turístico nacional.
Desde entonces ofrecen auténtico turismo de campo, en un entorno inigualable, de extrema belleza.
La casona de 1879, de muros de adobe y techos de caña, conserva la identidad e historia de sus propietarios. Sus galerías invitan a contemplar los árboles del entorno, los bellos perfiles de los cerros cercanos, simplemente estar escuchando el viento.
La dedicación de Virginia y Magdalena se aprecia en los detalles con los que consienten a sus huéspedes.
Así, @tripticity_ valoró las sábanas blancas bordadas de su cuarto, tanto como las flores de lavanda sobre las toallas y qué decir del agua fresca que se ofrece, de vertiente filtrada en vasijas de cerámica al estilo antiguo.
El hospedaje cuenta con siete habitaciones, jardines ornamentados con cactus y suculentas, una pileta para el verano y salas de estar con hogar en los que la leña arde en los fríos días de invierno. Para quien sea amante de la lectura, la biblioteca es un pequeño gran lujo, con algunos ejemplares de historia que ameritan largas horas de dedicación.
El paraje La Paya está poblado por unas cien personas, quiźas ciento uno después del nacimiento que tuvo lugar el día siguiente al que llegamos. Frente a su pequeña plaza, la capilla resalta con sus blancos y celestes.
Llegamos en horas de la siesta. Arturo, el ovejero alemán salió a recibirnos, con idéntica cordialidad que la de sus dueñas. En eso, apareció Virginia, quien nos guió a nuestra habitación y se mantuvo atenta y dispuesta durante toda nuestra estadía, evidenciando el espíritu de la casa de consentir al visitante.
La casa de té y bodeguita del pueblo completan la experiencia de genuino turismo vallista, donde la excelencia de lo casero se resume en la sublime calidad de su pastelería y blends.
Hacer esa caminata bajo los árboles es como un viaje de cien años atrás en la ruta del tiempo.
Para la noche, una vez más, comprobamos que La Paya es una genuina experiencia de campo pues la cena ofrecida inició con las empanadas de queso recién horneadas, continuó con una potente carbonada y finalizó con el clásico postre norteño la ambrosía. El sabor de los vegetales de la huerta de esa carbonada ya motivan a @tripticity_ a regresar a La Paya. Exquisito. Obviamente, lo acompañamos con el extraordinario malbec de la casa producido en la pequeña bodeguita de la finca.
Luego del festín, el descanso fue absoluto.
Del mismo modo lució el desayuno buffet con todas opciones caseras y frescas por las hermanas Ruíz Moreno. Dignos de destacar, cómo no, los bizcochitos de grasa.
Antes de partir, nos tentamos con los dulces, verduras disecadas y hojitas de cedrón que tienen a la venta, tanto como los productos Zencial de Finca La Armonía que conocimos en Cafayate.
Y así partimos rumbo a Finca Santana, en Cachi Adentro, dejando atrás Casa de Campo La Paya, con la certeza que esa sería la primera de varias visitas de @tripticity_.
La propuesta es simplemente una invitación a disfrutar de lo simple, del paisaje, de la gastronomía casera y regional, de una morada bien de los Valles Calchaquíes de campo.