Zencial

La pureza de la lavanda, el romero y las rosas 

Habíamos conocido los productos Zencial en una escapada a los Valles Calchaquíes, cuando nos alojamos en Hacienda de Molinos. A primera vista nos llamó la atención lo sofisticado de su packaging y luego lo superlativo de su contenido. Por ello en una de nuestros pasos por Cafayate decidimos llegarnos hasta Finca La Armonía.

En verdad fue casi como una invasión. Vimos la tranquera abierta y con inusitada desfachatez, sin pedir permiso, fuimos directo hacia la primera persona que nos encontramos. Así fue que conocimos a Ignacio Avellaneda, quien está a cargo de los sensacionales campos al pie de las Sierras de Quilmes, muy cerca de Animaná.

Con total buena onda, pese a nuestra irrupción, nos introdujo en ese increíble universo de aromáticas.

Su relato empezó con la historia de Mary Carey Wilson, la visionaria inglesa que apostó al norte argentino años atrás y que decidió innovar en la producción en los Valles Calchaquíes, cuna del vino de altura. Es que ese terruño tan rico en minerales, regado por el colindante río San Antonio, combinado con el sol reinante a 1700 metros sobre el nivel del mar, se presenta como el escenario perfecto para el cultivo no solo de la vid sino también de plantas aromáticas. Fue Mary y su compañero Pedro quienes se atrevieron a tan romántico pero difícil proyecto. Gracias a esa valía y espíritu vanguardista nació Zencial.

Por una parte, la finca se compone de los campos de lavanda y rosas. Además, centenarios nogales y almendros custodian las líneas de lavandula angustifolia, tanto como los erguidos cardones que señorean la zona. El campo se completa con cuadros de romero y otros dedicados a las rosas.

Toda esa producción da un fruto fenomenal. Caminar por esas líneas de plantación me transportó a muchos años atrás cuando visité Aix de Provence en el sur de Francia, allí donde todo se tiñe de lila y donde predomina el característico aroma de la bella lavanda. También se hizo presente el recuerdo de nuestro viaje de bodas cuando nos sumergimos en el mundo de los aromas de la Officina Profumo S. Maria Novella en Florencia, la perfumería que data del año 1612. Y el peculiar aroma del aceite de argán marroquí y cuánto me costó encontrar el genuino y no la versión con la que atosigan a los turistas a comprar los insistidores vendedores del gigante souk de la medina de Marrakesh. Es que el sentido del aroma es sin dudas uno de los que más activa y se conecta con la memoria.

Para cualquier amante del skin care, los resultados obtenidos por Finca La Armonía generan devoción. En verdad, Zencial es un sello de excelencia para quienes se proponen un estilo de vida arraigado a las bondades de la naturaleza y la simpleza de lo puro.

Es que la manufactura de los aceites esenciales e hidrolatos de lavanda y romero de Finca La Armonía son una garantía de extrema calidad. Se extraen las flores con un puñado de hojas, todo a mano, en ocasión de Vita Zencial, el evento de cosecha anual. Luego lo recogido es tratado con delicadeza en la destilería. Una primera etapa a cargo de la caldera para la extracción del aceite, luego el paso por el alambique. En el proceso no se utiliza ningún otro elemento, por lo que se asegura máxima pureza. Y un extra: todo orgánico.

Al romero, así de puro, se le reconocen entre otras propiedades la de ser antibacterial, antidepresivo, repelente de insectos, antimicótico y un excelente estimulante de la circulación sanguínea, además de ideal astringente tópico. La lavanda, además de su obvio aroma relajante, funciona como antiinflamatorio, antiséptico, descontracturante y cicatrizante. Todo en su máximo estado natural sin agregado alguno.

Conocer estos proyectos tan innovadores, que revalorizan a nuestro querido norte argentino es el mejor estímulo de @tripticity_ para seguir de aventuras recorriendo y sorprendiéndose.