Finca Santana

Una verdadera gema en Cachi Adentro

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Santana es una finca situada a 7 kilómetros de Cachi (Provincia de Salta). Su producción principal son los nogales y la verbena.

Árboles centenarios en la cañada dan su fruto criollo, una nuez morochita de intenso sabor. Las nueces de los árboles más jóvenes son del tipo californiano, rubias y suaves. Además del valor nutricional, las nueces de Santana tienen un sabor muy distintivo.

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La propiedad tiene su propia vertiente, lo que garantiza beber agua pura y fresca durante la estancia. Por supuesto, también enriquece a las infusiones más deliciosas.

La verbena, aquí conocida como cedrón, es un arbusto de unos dos metros de altura. Tiene una fragancia alimonada, quizás incluso mentolada. Se le reconoce significativas propiedades digestivas, ya que su aceite -de uso medicinal- contiene componentes a los que se les atribuyen efectos antiespasmódicos y relajantes. Un extra de las hojas de cedrón es su atractivo efecto antioxidante.

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La casa, construida sobre los cimientos de un antiguo rancho, ofrece dos cuartos a los visitantes que quieran disfrutar de un descanso inspirador.

La ambientación es simplemente exquisita.

La excelsa biblioteca cuenta con ejemplares sobre arte, gastronomía, cultura y filosofía que tientan al viajero a pedir un préstamo al tiempo, de modo que el reloj se detenga y permita disfrutar de esos libros mientras se saborea una tisana de hojas de cedrón en el living.

Las obras en las paredes de Santana sorprenden tanto como la impactante naturaleza del entorno.

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¡Ni hablar de los manjares que se sirven en la cena! Todo elaborado con productos de extrema calidad; nada caprichoso, pero sí de un lujo sibarita.

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El desayuno -por su parte- se deleita en la galería, la que si bien es cubierta tiene grandes aberturas al exuberante jardín exterior, y puede disfrutarse acompañado de mariposas, abejas y picaflores, que danzan entre las exóticas flores. E, incluso, algún pícaro zorrito o una huidiza liebre.

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La estadía mínima sugerida es de dos noches, para poder apreciar el espectáculo de los cerros, las estrelladas noches de Cachi, la sensibilidad gastronómica de Adriana y el hechicero encanto de la finca.