Auschwitz II – Birkenau

Recordar para no repetir

Aunque sea un duro trompazo en el alma, Auschwitz representa una visita obligada durante un viaje por Polonia.

Nosotros paramos en Cracovia y tomamos un bus que nos llevó directo hasta el ingreso del complejo.

Habíamos reservado con anticipación en la web de la empresa de transporte, por lo que teníamos ya los tickets comprados y la tranquilidad de la llegada segura, algo recomendable si se adquiere el pase al museo fuera de las agencias. La frecuencia de buses desde la ciudad no es tan importante y la otra opción, ir vía tren, conlleva un tiempo extra pues la estación no es cercana.

De hecho cuando estábamos por abordar el bus nos llamó mucho la atención de cómo el chofer apartaba a quienes no tenían el ticket, con poca paciencia. Sí destacamos que luego se puede subir al bus pagando con tarjeta de crédito… siempre y cuando queden plazas disponibles.

Salimos entonces a las 9.40 desde Estación Krakow MDA, contigua a la de trenes.

El viaje toma como una hora y media aproximadamente, y los ingresos a Auschwitz se realizan según la hora indicada en el ticket, previo control de pertenencias y de identidad mediante la presentación de pasaporte con fotografía.

La recomendación es llevar solo un pequeño bolso, pues no dejan entrar mochilas ni carteras de gran porte, las que deben ser guardadas en boxes de pago.

Una vez en el hall de ingreso, esperamos nuestro horario hasta que apareció una guía con el cartelito que refería al tour en español. Nos entregaron los auriculares que llevaríamos durante el recorrido e ingresamos.

Para entonces si bien se mantenía bastante soleado, empezaron a caer unas gotas de lluvia que nos preocuparon. Mas entrando en la primera barrica, donde se exhibe un corto video introductorio, pudimos realizar todo el doloroso tour con un cálido sol de primavera.

Auschwitz fue un gigantesco complejo compuesto por tres campos de prisioneros: Auschwitz I (el campo original), Auschwitz II-Birkenau (campo de concentración y exterminio) y Auschwitz III-Monowitz (campo de trabajo).

Primero visitamos Auschwitz I, entrando por donde lo hacían los prisioneros, el gran portón de hierro con la leyenda irónica Arbeit Macht Frei, que refiere a que el trabajo confiere la libertad.

Es el inicio de las tres horas de recorrida por el mayor campo de exterminio construido por los nazis en Polonia.

Las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial que sucedieron allí son realmente terroríficas, y no hay palabras que expresen lo inhumano y absurdo de esos años. Se conservan las instalaciones, justamente, a modo de monumento conmemorativo y de tributo a las millones de víctimas. Hoy es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Auschwitz I fue inaugurado en 1940. Se trató del primer campo de concentración y cuartel general de las SS. Se visitan primero los barracones y las celdas de prisión, convertidas en galería de fotos, en blanco y negro, del campo cuando estaba en funcionamiento. También se exhiben pertenencias de los prisioneros, como calzados, utensilios de cocina, valijas, entre otros.

Todo se encuentra rodeado de postes de dos metros de alto con alambrada electrificada que encierran al campo.

Luego tomamos un bus que nos trasladó hasta Birkenau, el contiguo campo de exterminio nazi. Su fachada de ingreso, con las vías de los trenes y algunos vagones oxidados, es la otra imagen conocida de este complejo del terror. Allí funcionaba la cámara de exterminio o “ducha", donde las víctimas eran rociadas con gas tóxico; también los hornos crematorios y las fosas comunes.

Los prisioneros que sobrevivieron para cuando el ejército ruso ingresó en el campo aquel 27 de enero de 1945 fueron quienes relataron las atrocidades. Pues también allí, además de la aniquilación planificada se realizaron experimentos de eugenesia, un macabro sistema que buscaba perfeccionar la especie humana mediante el criterio racista de selección.

¿Vale la pena destinar un día para una experiencia tan desgarradora? Si bien es por demás triste, muy doloroso recorrer esas barracas y esos pasillos, y sentir en primera persona los resabios del horror, @tripticity_ lo recomienda fuertemente. Es una síntesis de la historia del siglo XX, además, destacamos la objetividad del relato, el profesionalismo de la guía Magdalena, y la curaduría del museo, que dispone un recorrido guiado que permite ir reconstruyendo los hechos mientras se hace la visita.

Al terminar, esperamos en el mismo sitio a nuestro bus que nos llevaría de vuelta hasta la estación central de Cracovia, demolidos de ánimo pero satisfechos por la visita a un lugar tan significativo.