Roatán

El puerto hondureño para cruceros

Conocimos Roatán durante un crucero por el oeste del Caribe. El puerto se encuentra ultra preparado para recibir a los turistas que bajan durante el día. Cuenta con tiendas, restaurants, bares, gazebos para masajes e, incluso, un sector con piletas y playa, todo muy bonito.

La propuesta para los cruceristas es contratar algún tour para pasar un día de playa, en alguno de los resorts disponibles.

Los señores @tripticity_ decidimos salir del sector del puerto y negociar la tarifa del taxi hasta la playa pública. Así, obviamente, pagamos mucho menos. A medida que uno se aleja del barco las ofertas se afilan. Claro, resulta menos seguro, con lo cual hay que estar atentos y bien despiertos, pero no deja de ser una súper válida opción. De hecho, decidimos compartir el viaje con otros turistas, por lo que incluso nos resultó más económico.

El recorrido desde el puerto tomó unos veinte minutos. El conductor insistía en llevarnos a un complejo de playa privada, pero junto con nuestros nuevos compañeros de aventuras, unos jóvenes canadienses atrevidos como nosotros, decidimos bajar en la playa pública de West End.

Una aclaración, también se ofrecen tours para conocer la comunidad garífuna, asentada al norte de la isla. Se trata de los descendientes de esclavos que llegaron hace un par de siglos y en la actualidad enseñan a los turistas sus costumbres.

Otra oferta es un circuito por el Eco Caribbean Culture Park para interactuar con animales, como los simpáticos perezosos. Pero a @tripticity_ no le resulta muy simpático verlos en condiciones no naturales, más allá de la buena intención.

También se puede visitar una cervecera local, la Roatan Island Brewing Co. o contratar las cabalgatas en el mar propuestas por Luna Beach Roatan u otros resorts. Los arrecifes de coral que rodean la isla generan -comprensiblemente- un ecosistema ideal para buceadores. De hecho, la palabra Honduras significa "aguas profundas" y sus arrecifes generan piscinas de agua calma donde se desarrolla una intensa y variada vida marina.

En nuestro caso, nos dirigimos directo a Half Moon Bay Beach para pasar el día por la nuestra.

Un dato curioso, en los siglos XVI y XVII vivieron piratas y bucaneros, y después llegaron los británicos, por lo que el inglés es el otro idioma predominante en la isla junto con el español.

Cuando estábamos por desembarcar del crucero, el señor @tripticity_ advirtió que había llegado al Caribe sin traje de baño, razón por la cual lo primero que hicimos fue buscar uno en alguna de las tantas tiendas de la avenida costera. De nuevo aplicó la regla, “mientras más nos alejamos de la playa más ofertas encontramos”. Luego nos instalamos en un tronco bajo la sombra de una gran palmera que nos resguardó del intenso sol, desplegamos las toallas que el personal del crucero nos entregó al bajar y nos dispusimos a pasar nuestro día de playa.

El agua resultó muy cristalina y cálida, al punto que se lograban ver los pequeños pececitos que se acercaban a la orilla, pero esa misma claridad permitía ver la basura que allí había. Claro, al ser playa pública, estaba un tanto descuidada. Igual estuvo muy bien.

Para el regreso, nos buscó el mismo taxista, fue allí cuando pagamos el precio acordado. Antes de subir de nuevo al barco, paseamos por las tiendas del divertido puerto, despidiéndonos de Honduras.