Pacha
Cocina de autor
La oferta gastronómica en Cafayate es enorme, una de las mejores del norte argentino.
Entre la cantidad de restaurantes se destaca Pacha, a pocos metros de la plaza principal. Indispensable reserva previa para ingresar al establecimiento en el que las mesas se disponen muy cerca de la cocina abierta, donde se ejecuta la alquimia de ingredientes.
En las paredes grises resaltan las figuras murales de la Pachamama y de las coyas que la acompañan, que homenajean a las típicas vendedoras de los mercados del altiplano.
La carta es reducida y varía de acuerdo a la estación. Al acercarse a la mesa, el chef Tomás Casado revela que la diseña en función de los alimentos frescos que encuentra por los mercados locales. Mientras, saboreamos pan casero de masa madre con paté de lentejas.
@tripticity_ fue tímido al elegir el plato de inicio, reservándose la artillería pesada para el principal.
Primero unos buñuelos de verduras, con gremolata de perejil y alioli. Luego, maridado de un malbec gran corte de los Valles Calchaquíes, un tremendo lomo Wellington, con hongos de pino y cebollita de verdeo. Para ser honestos, la elegida había sido la pasta, los capeletti de queso con estofado de cabrito y brotes verdes, en la convicción de que el sabor caprino no primaría. Sin embargo, después de una primera degustación no hubo dudas: el lomo del ayudante de @tripticity_ era el indicado. ¿Qué será que los indecisos siempre tienen la fortuna de encontrar compañeros que acceden a los bruscos cambios de comandas?
El lomo en camisa, como se lo conoce vulgarmente al Wellington, o “filet de boeuf en croûte” en Francia, exige una rigurosa elaboración. Cuenta la leyenda que fue el general que ganó la célebre batalla de Waterloo, quien durante su estancia como embajador en la corte de Luis VIII, lo adoptó como su favorito… al punto que pasó a denominarse así en su honor. Lo recubren hierbas y, en este caso, hongos, y luego una capa de una masa crujiente. ¡Simplemente delicioso!
A la hora de los dulces, no cabe confusión. El elegido sin vacilación es el flan de dulce de leche, caramelo y flores.