Museo en los Cerros

Fotografía argentina en la Quebrada de Huichaira

Tomamos el camino de ripio, un desvío de la ruta 9, cerca del Pucará de Tilcara, avanzando a la par del río Huichaira con la ilusión de conocer la casa de la fotografía argentina.

Ese mismo sendero habíamos hecho tiempo atrás, cuando la fortuna quiso regalarnos un encuentro fortuito con el gran fotógrafo Ariel Pascuali, quien se asentó junto a su familia en la zona. Ese día el museo ya estaba cerrado pues tiene un horario acotado para las visitas. Casualmente de paso, Ariel no dudó en frenar y ofrecernos ayuda. Su gesto de cortesía llevó a una linda charla donde el mutuo interés por el arte y la vida misma fue compartido. Antes de partir, nos instó a regresar a conocerlo.

Y así fue que, bastante tiempo después, volvimos al MEC.

Fue el fotógrafo argentino Lucio Boschi quien decidió crear esta meca de la fotografía rodeada de cerros. 

Su arquitectura comulga con el entorno. A cargo del arquitecto tucumano César Rodríguez Marquina, destaca por los volúmenes y los materiales autóctonos como el adobe, la piedra y la caña.

Su interior alberga una muestra de fotografía argentina de manufactura excepcional.

Además, una segunda sala exhibe muestras temporarias. El salón contiguo propone una experimentación sonora con obras del legendario músico y maestro rural jujeño Ricardo Vilca. Cuenta también con una biblioteca especializada en fotografía.

Bien en medio de los cerros, otro pequeño cubo de adobe invita a complacerse con el silencio, contemplando fotografías de cielos: se trata de la muestra El Tiempo Presente de Sebastián Szyd.

El espacio, su propuesta, la iniciativa es enorme y la celebramos.

Mas cuando logramos hacer la visita, un problema de falta de combustible que afectaba al país nos forzó a llegar muy cerca de la hora de cierre; y como no pudimos dejar de notar la premura de la encargaba para partir, hicimos un recorrido sin honrar del todo la invitación que el museo tiende a exponer, eso de experimentar la belleza del adentro y del afuera, de percibirla, reflexivamente, para regocijar el espíritu. Por ello, ansiosos partimos sabiendo que una nueva visita merece el Museo en los Cerros, quizás acompañados nuevamente con la providencia a nuestro favor, de modo de concretarla guiados por nuestro nuevo amigo Ariel y el compartido anhelo por descubrir la magnificencia del arte en la Quebrada de Huichaira.