Museo de la Vid y el Vino
Un centro de interpretación sobre su historia y producción
Célebres son los vinos altura de Salta, siendo los de Cafayate unos de los más distinguidos. Su tannat es la variedad favorita de @tripticity_ luego de la distinguida pinot noir.
Una visita a un museo siempre es un programa, por lo que no dudé en ingresar a la exhibición propuesta por el Museo de la Vid y el Vino, en una de las tantas escapadas a la ciudad del sol.
Más que un museo se trata de un centro de interpretación, en donde se intenta sensibilizar al visitante en orden a la manufactura y elaboración de la bebida, contando la importancia de los elementos naturales que la definen, como el terroir, la altura, el sol y la correspondiente amplitud térmica por las noches.
También informa las diferentes cepas que se producen en los Valles Calchaquíes.
Bien cuidado en general, sorprende que toda una sala de su exhibición se encuentre vacía o que alguno de los proyectores de videos esté sin funcionar. O que objetos de una sala aparecieran en otra de manera insólita, como la figura de un carpincho que sobresalía “durmiendo” en una pileta de estacionamiento de vino, o un puma escondido entre barricas de guarda. Un bellísimo lienzo de una escena de vendimia sólo es acompañado, sin mención de autor, por un cartelito que pide “no tocar”.
El recinto favorito es sin dudas aquel en el que las botellas antiguas de las primeras bodegas son exhibidas, donde también obran reliquias relacionadas a cosecha, fermentación y crianza de la vid.
A la salida, en el patio central, fueron colocadas barricas intervenidas por artistas locales.
Si bien no quedamos deslumbrados, la rápida visita en la soledad y tranquilidad de las primeras horas de la mañana fue un buen comienzo del día, para luego deleitarnos con el sublime desayuno del Hotel Asturias a pocos metros del museo.