Madrid

La capital indispensable 

La ciudad ofrece a su visitante arte, cultura e historia, además de excelente gastronomía a precios razonables y muy buenas alternativas de compras.

La Puerta del Sol es el kilómetro cero de la red de carreteras españolas. Allí destaca la célebre escultura del Oso y el Madroño, la famosísima publicidad de Tío Pepe y la tradicional pastelería La Mallorquina.

El escondido café Zapcoffee en la tienda de zapatos de Puerta del Sol 6 ofrece una linda vista al centro de Madrid.

Muy cerca de la Puerta del Sol, el aristocrático restaurante Lhardy presume su tradición. Este mítico de la gastronomía madrileña abrió sus puertas en el año 1839.

De camino desde la Puerta del Sol hasta el Palacio Real, el Monasterio de las Descalzas Reales, de monjas de clausura, es un complejo arquitectónico monumental. A unos metros, la chocolatería San Ginés aguarda para la típica experiencia madrileña de chocolate con churros, que funciona desde 1894.

En el otrora mercado de abastos funciona el Mercado de San Miguel, un edificio histórico reconvertido en el centro gastronómico de España, donde se puede degustar el característico jamón ibérico o mariscos, arroces y quesos de todo el país.

Muy cerca se halla la Plaza de Isabel II, conocida como plaza de Ópera y, justo al frente, el notorio Teatro Real.

Antes de llegar al Palacio Real, se cruza por la plaza de Oriente, en la que sobresale la estatua de Felipe IV. De un lado el palacio y del otro la Catedral de la Almudena. En la cúpula se puede acceder -mediante la compra de una entrada- a un mirador fenomenal. Un imperdible es visitar la cripta con sus cuatrocientas columnas, a la que se accede por calle Mayor 90, en la que también se destaca la imagen de la Virgen de la Flor de Lis, la que según la tradición fue encargada por el rey Alfonso VI, cuando logró la reconquista de Madrid para los cristianos. La bonita imagen es de la virgen sosteniendo al niño con una flor de lis en la mano.

Bajando unas escaleras, a un costado del Palacio Real de Madrid, se llega a los Jardines de Sabatini.

La Gran Vía es otro ícono de Madrid, el eje comercial de la ciudad, donde se sitúan mayoritariamente sus cines. Allí se encuentra el Edificio Carrión, con su conocida publicidad, la tienda El Corte Inglés, que ofrece una terraza con un mirador con excelente vista de la arteria principal de la metrópolis y, muy cerca, el antiguo edificio Telefónica, actual sede de la Fundación Telefónica dedicada a la cultura.

La plaza Cibeles y su fuente es otro punto neurálgico de la ciudad de Madrid. Una gran terraza en su octavo piso ofrece otra opción de mirador en altura.

Por el paseo de los Recoletos se llega hasta la plaza de Colón, de camino a Salamanca.

Por allí, bien vale un paseo por la Milla de Oro de Madrid, la zona más distinguida y exclusiva, en la que sobresalen las tiendas de marcas de lujo. Allí, el rooftop del Hotel Bless garantiza otra linda vista de la ciudad, en pleno barrio de Salamanca. Es un ícono por la combinación de historia y diseño de vanguardia.

Una opción más accesible para comer es la de Casa Dani en el animado Mercado de La Paz, en el corazón del barrio, para picar los típicos bocadillos españoles. Además del puesto del mercado tiene una terraza para disfrutar al aire libre una buena tortilla de papas.

Para la experiencia gastronómica de lujo, con el galardón de la estrella Michelín, el recomendado es el restaurante Ramón Freixa, en el hotel Único Madrid en Salamanca.

Ahora si se sube pasando la fuente de Cibeles se llega a la Puerta de Alcalá, erigida por Carlos III, monumento convertido en la actualidad en punto fotogénico de la ciudad.

Desde allí se puede hacer una visita a la elegante calle Serrano o al Parque del Retiro, para perderse en el gran pulmón verde, no sin dejar de reparar en el Estanque Grande y el bellísimo Palacio de Cristal. En el jardín de estilo francés Parterre se halla el árbol más antiguo de Madrid.

Saliendo del Parque del Retiro por la puerta de Felipe IV hacia plaza de la Lealtad se cruzan dos hoteles significativos, el Petit Palace Savoy Alfonso XII y el Mandarin Oriental Ritz de Madrid.

Rumbo al Museo del Prado, vale hacer un stop en la Iglesia de los Jerónimos. Una vez en el Prado la decisión no es fácil. Si bien tiene sus horarios y días gratuitos, las colas para el ingreso se hacen difíciles.

@tripticity_, por su amor al arte, siempre sugiere visitar la mayor cantidad de museos, pero resulta comprensible solo elegir uno considerando el costo de los tickets y el tiempo que insume recorrerlos.

En el Museo del Prado, las obras imperdibles son Las Meninas y el Cristo crucificado de Diego Velázquez; Los fusilamientos o El tres de mayo de 1808 en la montaña del Príncipe Pío de Goya (primer pintor de cámara), sus majas y las pinturas negras como Saturno devorando a su hijo; y El jardín de las Delicias de El Bosco; las Tres Gracias de Rubens. Luego reparar en las obras de El Greco, Zurbarán, Murillo, Cano y Sorolla, entre otros.

Sobre El Bosco, especialmente por su obra el Jardín de las Delicias, se dice que fue uno de los primeros artistas surrealistas, considerando que data del siglo XVI, razón por la cual se lo considera un adelantado. Esa obra es un hito en la historia del arte.

Justo al frente, también en el Paseo del Prado, se encuentra el Museo Thyssen Bornemisza, en el que se exhibe una colección de arte moderno y contemporáneo de los siglos XIX y XX principalmente, resultando sobresalientes las vanguardias.

Allí se puede contemplar obras de Edvard Munch; del expresionista Paul Klee; la abstracción de Kandinsky; la abstracción geométrica de Piet Mondrian (con sus cuadrados y rectángulos con marcadas líneas en negro, ¡inconfundible!); el surrealismo puro de Marc Chagall; los retratos de soledad característicos de Edward Hopper; el surrealista catalán Joan Miró (con sus coloridas y “deformes” esculturas); el surrealista español Salvador Dalí; el realismo mágico de Magritte; los rectángulos enfrentados de Mark Rothko; el surrealismo abstracto de Jackson Pollock (y su técnica “action painting"), y la obra del argentino Lucio Fontana (con sus lienzos con tajos, cual queriendo ver qué había atrás de la tela).

Además, la tienda del museo es lindísima y con objetos muy creativos.

Al finalizar el Paseo del Prado, del otro lado de la Estación de Tren Atocha, se encuentra otro imperdible, el Museo Reina Sofía, que se emplaza en un antiguo edificio en el que funcionaba el hospital, amplio, muy lindo, complementado con un ala nueva de arquitectura contemporánea. El museo acoge la más conocida obra de Picasso: el Guernica.

Para profundizar en el arte español una visita al Museo Sorolla, ubicado en el que fuera el estudio del artista. Joaquín Sorolla y Bastida fue uno de los grandes maestros de la pintura de finales del siglo XIX e inicios del XX. En sus obras realza la luz y las figuras.

Muy cerca del Museo Sorolla, se encuentra la Estación fantasma de Chamberí. Si bien la entrada es gratuita se requiere previa reserva en la página museosmetromadrid.es. La estación se cerró en 1966, por lo que al bajar los escalones se ingresa a la Madrid de los años 60. También la Compañía de Metro de Madrid ofrece una exposición de trenes clásicos en la estación de Chamartín (no confundir con la Estación Museo Chamberí). La muestra es gratuita para los viajeros de Metro, con -lógicamente- reserva previa.

La Plaza Mayor, con su cuadrícula perfecta y los edificios históricos como la Casa de la Carnicería y la Casa de la Panadería, edificios de cuatro alturas, con plantas bajas con pórtico, coronados por torres angulares. La estatua ecuestre de Felipe III se halla en el centro de la plaza. Para ingresar, se sugiere hacerlo por el Arco de Cuchilleros. Muy cerquita, en el icónico restaurant Botín, el más antiguo del mundo según la guía Guinness de los Récords, se puede degustar el clásico cochinillo.

Para las compras, la tienda El Corte Inglés tiene su variante de outlet con oportunidades increíbles. Sino en las afueras de la ciudad, a no más de una hora en transporte público, se encuentra Las Rozas Village, cuyo eslogan es ofrecer marcas líderes mundiales y descuentos excepcionales.

La terraza del noveno piso del Corte Inglés de Callao ofrece un mirador y un espacio gastronómico (Gourmet Experience Gran Vía) en el que también se venden sus productos de alta gama. Se puede desayunar, almorzar, merendar o cenar. Se accede por la plaza de Callao 2.

Los espacios gastronómicos de la tienda Salvador Bachiller, cerca de la Plaza de España, son recomendables, sea Boom o Invernadero, sobre todo por su decoración.

La Mona Checa, en el barrio de Malasaña, es una tienda de artículos antiguos, tesoros vintage como lo anuncian en su sitio, decorada en su interior como si fuese un circo. 

También muy cerca de la Plaza de España se encuentra la bien pintoresca Fuente de los Afligidos, un conjunto arquitectónico que une la plaza de Cristino Martos y la calle de la Princesa, mediante una singular escalinata.

Frente a la Plaza de España, dos edificios se destacan, por un lado, la Torre de Madrid y, por el otro, el Edificio España.

En la zona es muy llamativo el Palacio de Liria, que fuera la residencia oficial de la Casa de Alba, con una descomunal colección privada de arte; tan interesante como el Templo egipcio a Amón de Debod y a Isis, construido entre 185 AC y el siglo I, que fue donado por Egipto a España en 1968, en agradecimiento por la ayuda en el salvamento de los templos de Abu Simbel.

Cerca de la estación de Metro Goya, el Kiosko de Horchata, de los hermanos Miguel y José, ofrece bebidas tradicionales como la valenciana Horchata de Chufa, el refrescante Limón Granizado y la madrileña Agua de Cebada.

El Faro de Moncloa en la Avenida Arco de la Memoria 2 (Metro Moncloa) es una plataforma de observación en altura, para contemplar la ciudad e incluso la sierra circundante con visión de 360 grados.

El llamado abono turístico de transporte es la recomendación en cuanto a la movilidad dentro de la ciudad (tarjeta turística), ya que se puede usar en todos los transportes públicos de la Comunidad de Madrid sin límites dentro de las tarifas contratadas (por un día, por dos días, consecutivamente hasta por siete días), con un costo razonable. Se adquiere en las estaciones de Metro y de Cercanías y en algunos otros puntos de venta.