La Boca
Si hay un barrio porteño por excelencia ese es La Boca. Fue el puerto de Buenos Aires en aquellos años de apogeo, en el que la Argentina se abría al mundo para recibir a los que querían progresar, por lo que en sus manzanas sobra historia y temperamento.
@tuguiaenba te invita a una caminata para explorar el tradicional vecindario, de modo de descubrir murales tanto de artistas muy reconocidos, como aquellos otros pintados por los propios vecinos con su marcado mensaje social.
A más de la rica historia artística de La Boca, el suburbio da cuenta de la tradición del inmigrante. Así, el cuartel de Bomberos Voluntarios de La Boca, en Brandsen 567, fue el primero en el país y surgió precisamente en razón de la unión vecinal en afrontar los incendios que sucedían por la precariedad de los materiales. Allí es cuando Paula te muestra un viejo y único registro que evidencia que esas casillas de chapa eran incluso transportadas en los barcos que arribaban al puerto. Frente a la estación, la obra de Martín Ron hecha con mosaicos con las fotos de los vecinos conforman el perfil de un bombero; fotomural mellizo del de Felicitas Guerrero en Barracas.
En efecto, la silueta del barrio se conforma por obra de tales pintorescas casillas, las que maquilladas en vivos colores -a propuesta del gran Benito Quinquela Martín- dio nacimiento al hoy insigne Caminito. Se trata del callejón mas conocido de la ciudad, que surgió en la década de los cincuenta y constituye el paseo obligado de quien visita Buenos Aires por primera vez; una exitosa empresa destinada a embellecer y darle vida al espacio público.
Muy cerca, el itinerario incluye una invitación a visitar un típico conventillo convertido en atelier por obra de la pareja de artistas que allí residen. Se trata del Centro Cultural Marjan Grum.
A la vuelta de Caminito se encuentra un centro de arte contemporáneo que ofrece muestras temporarias, la Fundación Proa. Pese a que la exposición no resultaba atractiva, intentamos visitar la terraza, en la que funciona una cafetería con una vista hermosa de toda la zona… pero la poca predisposición y descortesía de su personal nos impidió concretar ese registro. ¡Quizás el destino quiera que retorne a La Boca! En el mientras, el almuerzo se dio en la gloriosa pizzería El Cuartito, ya en el centro porteño. Esas delicias que salvan un mal momento.
Por supuesto, durante el paseo por el barrio resulta imposible de soslayar una visita por la ilustre Bombonera, el estadio de Boca Juniors, en el que aún hoy se conservan murales pintados por Pérez Celis y Rómulo Macció, dos grandes de la pintura argentina.
Tanto el inicio como el final sucede en la ribera del Riachuelo con el puente transbordador de 1914 de fondo. Una gigantesca estructura de hierro que a poco de inaugurado se volvió obsoleto por la llegada del automóvil, ya que el transbordador colgante había sido concebido para el transporte de peatones o carros. No obstante, su fortuna lo convertiría en el monumento insignia del barrio e, incluso, de Buenos Aires.