Hotel Termas Spa & Golf
Un oasis en Rosario de la Frontera
Maravillosos nueve manantiales de aguas termales motivaron la creación de este histórico hotel, inmerso en un bonito entorno natural a pocos kilómetros de Rosario de la Frontera.
Cuentan los historiadores que el establecimiento fue el primer balneario termal de la Argentina. Fundado por el médico español Antonio Palau en 1880, se nutre de aguas que emanan a diferentes temperaturas, desde los 25 a los 99 grados centígrados, destacando la silicosa, la sulfurosa y la ferruginosa.
A poco de su creación las Termas se convirtieron en un centro de turismo nacional. Nicolás Avellaneda, el primer presidente en comprobar la calidad de sus aguas, mandó extender hasta allí la red del ferrocarril, con la bonita estación Los Baños (actualmente en estado de completo abandono). Eso le permitió ganar un status de hotel aristocrático, entre cuyos ilustres visitantes se destacó Domingo Faustino Sarmiento. El sanjuanino, alojado en 1886 a causa de sus problemas respiratorios, relató con lujo de detalles los tiempos de esplendor del hotel, con su línea telefónica, sus bailes al estilo parisino y sus funciones de cine.
"Las Termas de Salta, bien merecen el nombre, pues al decir de los conocedores, comprenden la más singular, variada y extraña colección de aguas minerales, desde fría hasta cocer huevos introducidos en un pañuelo, y con disoluciones de fierro unas, de azufre otras, de sal, o de varias sales bautizadas y analizadas, Vichy, Seltz…", escribió Sarmiento.
Hoy, mucho menos pretencioso, el hotel también ofrece canchas de tenis, bochas y golf de nueve hoyos, además de una pileta terapéutica cerca del área de los baños y otra más grande afuera en un sector más bajo.
En la escapada de dos noches de @tripticity_ probamos todas las opciones de relax. Primero el baño de inmersión con cuatro clases de aguas termales (a una temperatura de 35 a 37 grados centígrados) en el antiguo pabellón, ideal para la relajación muscular y la activación de la circulación. Luego masajes a cargo de José en el spa Armonía.
Al día siguiente, un baño de vapor sulfuroso, que alcanza una temperatura de unos 47 grados centígrados, para desintoxicar y depurar tanto la piel como los bronquios; seguido de la propuesta del “barro pincel”, una auténtica exfoliación natural con barro de tierra y agua termal (a unos 30 grados centígrados) en todo el cuerpo para revitalizar la piel. A continuación, otro masaje oriental en el spa de la gran Mónica Lozano.
La propuesta es mantener una fluida hidratación con los tres tipos de aguas a disposición de los huéspedes: Constanza (con propiedades hepáticas y para las vías biliares); Zarza (diurética) y Laxante.
Para las comidas, el salón Dorado, reminiscencia de aquella grandeza de su creación, de altos techos, dividido por una elegante columnata, ofrece opciones abundantes tanto de carnes como de pastas, con su ya clásica sopa de entrada y el infalible flan con dulce y crema a la hora del postre.