Camino a Rincón del Socorro


Si llueve es intransitable: muy pocos logran pasar, incluso en 4 x 4. Luego de la lluvia, pasa la motoniveladora, cuya pala saca las piedritas de la tierra, las corta y las vuelve filosas. ¿Y si por esquivar una piedra traicionera el neumático pisa otra peor, oculta? En nuestro viaje en sentido sur-norte, es decir desde Mercedes a Rincón del Socorro, nos topamos con un Volkswagen Vento bien de ciudad con una goma reventada, y apenas un poco más allá, una vieja Ford F100, de esas de mil batallas en el campo, también caída en combate. Conclusión: se debe ir atento, en lo posible no superar los 50 kilómetros por hora, de modo de advertir las posibles piedras engañosas… pero nada está garantizado, todo depende del destino. La aventura impuso un código en la zona que debe respetarse: cualquiera puede quedarse y es obligación de quien viene detrás prestarle ayuda. Un condimento extra que hace más fascinantes aún a los Esteros del Iberá.  

En el tramo desde Rincón del Socorro hasta Colonia Carlos Pellegrini, estar alertas pues en los días de sol salen los yacarés al solárium que se genera entre el pastizal y la ruta. En nuestro caso vimos casi una decena en el corto recorrido. También pueden cruzarse boas, pecaríes o ciervos.  

Desde Carlos Pellegrini hasta Portal Galarza, no hay tantas piedras pero sí hay huellas muy profundas dejadas por camiones y tractores que pueden complicar mucho el tránsito si el auto es bajo. Si llueve, al igual que en el tramo Mercedes-Carlos Pellegrini,  domar el camino será casi imposible y conviene dejar pasar al menos un día antes de arriesgarse a transitar a un lado de los surcos.  

En síntesis, a disfrutar de la aventura pues si pasa cualquier cosa, rige la costumbre de auxiliar. Y, en caso de lluvia, tal como dice el cartel de la ruta, evitar el tránsito aunque las ganas sean fuertes.