Banquete quebradeño en El Mesón
Promete y cumple excelsa gastronomía
El restaurant de Juan Chañi, en una tradicional construcción de adobe a metros de la Plaza 9 de Julio de Purmamarca, promete y cumple un banquete de excelsa gastronomía quebradeña.
Ni bien se ingresa la bienvenida está a cargo de Eugenia, quien es la encargada de las sugerencias e ilustrará al comensal con precisión sobre qué plato desfilará por la mesa. Hay apenas lugar para veinte cubiertos, por lo que es recomendable hacer una reserva –a veces hasta un par de semanas antes- para asegurar una silla.
La heladera vintage y la antigua máquina de cortar carne ambientan la recepción e invitan a descubrir excepcionales piezas de charcutería artesanal, entre las que se destaca la salchicha de llama al estilo alemán. Los panes -focaccia y ciabatta- que acompañarán el festín son dispuestos sobre ella.
En la vitrina se exponen orgullosos los excelentes vinos de la carta, sea de la provincia vecina de Salta o los propios de Jujuy, de las bodegas Don Milagro y Claudio Zucchino, ambas de la Quebrada de Humahuaca.
A un lado de los vinos, un gin artesanal de autor hecho en la destilería del pueblo con botánicos de la zona es uno de los tentadores souvenirs que se pueden adquirir durante la experiencia. Se trata de @gindelmarques, el primer espagírico -con agua tratada con ósmosis inversa- de la destileria @laconversion, que también produce brandy y grapa.
En el salón contiguo de altos techos de paja – respetando la típica construcción en la zona- se disponen las mesas alrededor de una barra y una más moderna salamandra.
@elmesonok propone un extraordinario menú de tres pasos que estimula el apetito.
Para empezar, un quesillo al hierro con nueces y berro. Sopa cremosa de calabaza y naranja quemada con blinis de chipa, hojas tiernas y gajos cítricos o humita a la olla, una suave crema de choclo con zapallo y queso cuartirolo.
La estrella del principal es el guateado; un costillar ancho de vaca guateado con arcilla, marinado en hierbas y vino blanco con una guarnición de papines andinos salteados con manteca, romero, ajo y ensalada de la huerta.
A la hora de los dulces, el convite consta de una mousse de miel de caña perfumada con grapa purmamarqueña, nueces y pochoclos de quinoa o una inigualable tarta tibia de peras con ganache de chocolate blanco infusionado con rosas y airampo. La tarta es deliciosa y sostiene magistralmente la perita glaceada pero lo que más resalta es lo romántico del detalle de la flor del cactus. En palabras del poeta salteño Juan Carlos Dávalos el airampo es una linda flor de la cordillera, cuyos rojos pétalos se abren al sol de las cumbres, sobre las pencas espinudas de un pequeño cactus rampante..."