Ampi Bar de Vinos

Comidas regionales deliciosas más una cava extraordinaria

Justo frente a la plaza principal (que lleva el nombre 20 de febrero, por la Batalla de Salta), sobre la calle Gral. Güemes, se encuentra Ampi Bar de Vinos, uno de los restaurantes fundamentales de Cafayate.

Fue mi padre quien nos recomendó no perdernos los bocaditos y ensaladas allí ofrecidos, pues luego de varias escapadas a la ciudad del sol terminó haciéndose habitué y amigo de Javier Ríos, el dueño del “boliche más lleno de toda la plaza”.

Desde entonces, en cada visita a los Valles Calchaquíes dedicamos al menos una noche a sentarnos en alguna de las mesas para deleitarnos con sus empanadas, de las más ricas de Salta; la capacidad es bastante estrecha y muy alta la demanda, por lo que en las horas pico de seguro estarán todas ocupadas.

Y como para coronar nuestra fascinación por ese rincón cafayateño, en uno de esos encuentros gastronómicos, Javier -luego de que le contáramos cuánto valoramos los vinos artesanales- nos obsequió un rosado de criolla tardía de Bodega Inicios, un producto artesanal hecho por Jorge y Raquel Humano, con quien luego generaríamos una hermosa amistad. También conocimos los vinos de Utama, el singular proyecto de los Haro Galli en la Banda de Arriba. De esos hallazgos que @tripticity_ atesora para siempre.

Ampi cuenta con una cava formidable de etiquetas salteñas, probablemente la más variada en términos de bodegas de toda la provincia. En sus estantes se destacan tanto las etiquetas más costosas y de renombre como los sellos familiares de la zona. Para su dueño “no existe un vino malo, son todos buenos”, evidenciando ser un gran amante del vino. También nos confiesa que su iniciativa de contar con casi todos los vinos locales “fue algo así como un sueño”, hoy hecho sin dudas realidad.

De verdad, aún de no sentarse a picar algo y perderse de los manjares de Ampi, vale al menos entrar a su pequeño local para chequear los tantos y orgullosos vinos salteños.

Otra gran excusa para reparar en este bodegón es la historia de la casona que lo alberga. De propiedad de Roberto Nanni, la casa perteneció a la familia Román, habiéndola habitado el célebre Polo Román, el bombisto de los Chalchaleros.

Junto a Susana Román se encargan de servir platos regionales de alta calidad. Se nota la bondad de los productos que la nutren: las opciones de su carta son ensaladas, bocaditos, comidas regionales y por supuesto unas milanesas descollantes. Es que tienen lo que dieron llamar el club de la milanesa; todo fanático de este plato tan argentino debe probar al menos una de las variantes ofrecidas en Ampi.

Además del sabor fresco y de excelencia de sus platos, en sus mesas se percibe la amabilidad y el trabajo en equipo de sus dueños, quienes se encargan de que sus comensales se relajen y disfruten; y se percibe también cuánto les complace su servicio.

Javier cuenta que su disposición a la buena comida la heredó de su abuela, con quien se crió. Ella tenía el comedor Doña Pancha, por lo que de niño solía ayudar en la cocina, elaborando pastas, milanesas o la comida del día.

El recetario de esos tiempos resurgió en Ampi, convirtiéndose en la mejor inspiración para esos sabores auténticos de los platos que ejecuta Mabel, la excelsa cocinera.

Pues bien, así aprendió el oficio de servir las mesas, los avatares de la cocina, los procesos con los proveedores, en suma, el difícil mundo del rubro gastronómico, siendo su abuela su referente y ejemplo, a quien recuerda con cariño y admiración.

Su compañera Susana es otra experta de la industria culinaria, pues creció en el restaurante El Rancho, otro clásico de Cafayate, propiedad de sus padres.

Se nota la unión de dos conocedores de la buena comida y de las célebres y notables empanadas, sean fritas o al horno, sean de carne o de queso. La carta de Ampi Bar de Vinos ofrece también picadas, sándwiches, y platos más elaborados de carnes y pescados. Resultan sugerentes los escabeches de llama, chivito, cordero o vizcacha.

Sin dudas los favoritos de @tripticity_ son las empanadas y los tapeos con quesos locales.

Para los dulces, se destacan los regionales. Memorables son las limas en almíbar para acompañar los tradicionales quesillos. ¡Qué delicia!

En definitiva, Ampi -nombre en honor a la hija de Javier- es un culto a la gastronomía regional, una cava digna de un galardón, un guiño a la cultura salteña y un centro de encuentro con amigos, de esos que uno admira y valora, mientras se disfruta de un vino salteño cual sellando para siempre un recuerdo imborrable.