Algodón Wine State

 Viñedos impecables y descanso asegurado en San Rafael

El proyecto Algodón Wine Estate, de Scott Mathis, en la provincia de Mendoza, consta de un lujoso desarrollo inmobiliario, una producción vitivinícola de alta gama y un hotel boutique perfecto para el descanso. Todo alrededor de una cancha de golf de 9 hoyos.

Son pocas habitaciones, amplias y muy confortables, que miran a los viñedos o a los espaciosos jardines. Los baños, en los que resalta la piedra, tienen un diseño contemporáneo. La atención de su personal, en su mayoría de San Rafael, se luce tanto como la moderna arquitectura del establecimiento. 

El hotel ofrece variadas actividades recreativas como hacer una visita por los viñedos, dirigida por un especialista, quien no escatima detalles cuando transmite su experiencia en la producción local de vino. Para los deportistas, la citada cancha de golf, rodeada de álamos añejos, olivos y las líneas de viñedos, que es la estrella de Algodón Wine Estate. Además hay acceso a las canchas de tenis: hay tanto de polvo de ladrillo como clay y césped, donde con un poco de suerte uno puede encontrarse a José Luis Clerc, el ex tenista argentino, ofreciendo una clínica. A disposición del huésped esperan también bicicletas tradicionales y eléctricas para pasear por la pacífica estancia.

Llegamos a Algodón un día de enero, en plena ola de calor, por lo que la temperatura invitaba a disfrutar de la pileta. En efecto, solo salimos para saborear las frutas frescas de temporada, que en la zona –especialmente las de carozo- se dan de maravilla. Por la noche, en el restaurante Chez Gastón optamos por el menú de tres pasos, en compañía de los sobresalientes vinos de la marca, sea en su versión Blue Label o los premium de etiqueta negra, en verdad muy superiores. 

Los desayunos son a la carta, súper completos, con jugo natural de naranja, energéticos huevos y palta y, por supuesto, la mermelada casera de los famosos duraznos cuyanos. 

Durante nuestra estadía, era un obligado visitar el Laberinto de Borges. San Rafael es muy extenso y esta atracción se encuentra a unos 30 minutos del hotel, en la finca Los Álamos. Hacia allí fuimos.  

El parque fue concretado gracias a la amistad que unió al escritor con Susana Bombal, una de las dueñas. Un sobrino nieto de ella, Kmy Aldao, solía acompañarla en esas largas tertulias, por lo que todo ese acervo de recuerdos lo motivó a darle forma al proyecto, el que -además del laberinto- cuenta con un restaurante con mesas bajo los árboles, un centro de interpretación en el que se detalla al visitante la historia del lugar, áreas comunes para picnic y, lo más destacado, una torre bautizada en honor a María Kodama, la esposa de Borges, desde la cual se aprecia la bella obra en toda su extensión.

Otra visita recomendable desde el resort es a Yancanelo, la fábrica elaboradora de aceite de oliva. El store también ofrece una visita por el pequeño museo que da cuenta de los inicios de la industria. Nos deleitamos con una interesante colección de maquinarias antiguas como los icónicos molinos y los extraños dispositivos. 

Ya de vuelta en Algodón Wine Estate, siendo la hora del té, nos relajamos con una infusión acompañada de masitas y frutos secos mendocinos. Lo más rico: la ciruela pasa. La jornada terminó con un atardecer de ensueño, en el rinconcito especial que Algodón tiene para los amantes del sunset. 

Degustar los vinos de la línea Algodón es otro obligado durante la estadía, tanto como pasear por los senderos de la enorme estancia, sea en una caminata tranquila, en los carritos que cada visitante dispone para ir de aquí a allá o en las bicicletas. El patio de cada habitación invita a disfrutar de una práctica de yoga y a sentarse luego, descorchando el vino de cortesía, a simplemente oír el canto de las aves. 

Es que la serenidad, la belleza del paisaje y los destacados vinos son la síntesis perfecta de Algodón Wine Estate.